jueves, 2 de enero de 2014

Cráneos de un Tzompantli, hallados en línea 12 del Metro

La ampliación de la línea 12 del Metro sacó a la luz numerosos vestigios prehispánicos, entre ellos tres cráneos humanos y uno de perro colocados en un altar y un centenar de entierros, informó hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Los descubrimientos fueron resultado de casi cuatro años de labores realizadas entre octubre de 2008 y agosto de 2012, cuyos resultados se dieron a conocer el 30 de diciembre de 2013.

Arqueólogos del INAH indicaron que los cráneos pertenecieron a un “tzompantli”, un espacio donde se insertaban en hileras las cabezas producto de sacrificios humanos.

La arqueóloga María de Jesús Sánchez afirmó que en los ritos funerarios prehispánicos los perros acompañaban a los difuntos en su camino al inframundo, pero que nunca antes se había encontrado el cráneo de un cánido en un altar de este tipo.

Los cráneos presentaban una perforación en la sien, lo que hace presumir que les fue atravesada una vara para poderlos colocar y que después esa vara se retiró.

En la ciudad de México se han encontrado hasta ahora escasos “tzompantlis”, en las áreas de Tlatelolco y del antiguo Templo Mayor de los aztecas.

Dos cráneos de individuos del sexo masculino de entre 25 a 35 años, uno de una fémina de entre 18 a 22 años y el de un cánido, pertenecientes a un Tzompantli que datan del periodo Posclásico Tardío (1350-1521 d.C.), fueron algunos de los hallazgos arqueológicos en las obras de la Línea 12 del Metro.

El Tzompantli es un lugar donde se colocaban en filas los cráneos de las víctimas, en tiempos de los aztecas. Así lo dieron a conocer en un comunicado la bióloga María de Jesús Sánchez Vázquez y la arqueóloga Georgina Tenango Salgado, de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al ofrecer un balance de los descubrimientos realizados de octubre de 2008 a agosto de 2012, a lo largo de 24.5 kilómetros de extensión de dicha línea de transporte subterráneo.


Destacaron que los estudios que realizaron revelaron que los cuatro cráneos pertenecieron a un Tzompantli, el primero de ellos correspondiente a un perro -que por vez primera se halla en este tipo de altares-, además los cráneos de las personas presentan una perforación a la altura de la cien lo que indica que pudieron haber sido atravesados con una lanza para para colocarlos en el tzompantli, además de que estaban orientados hacia el suroeste.

Respecto a la presencia del cánido, María de Jesús Sánchez señala que quizá se deba a que los perros estaban relacionados con los ritos funerarios, para que acompañaran a los difuntos en su camino al inframundo, pero es la primera vez que se tienen referencias del cráneo de uno de estos animales en un Tzompantli.

Tales osamentas se sumaron a las evidencias de asentamientos prehispánicos detectadas: casas habitación, tlecuiles, pisos, canales de piedra y lajas, esculturas, abundante material cerámico y lítico, y un centenar de entierros, en su mayoría de infantes.



Al referirse a los demás vestigios, las especialistas señalaron que en el intertramo de las estaciones Atlalilco-Mexicaltzingo, hallaron evidencias de asentamientos prehispánicos consistentes en muros de casas habitación, tlecuiles, pisos y apisonados, un canal hecho con piedras y lajas, dos esculturas, lítica, abundante material cerámico del tipo Azteca II y III, y 63 entierros entre los que predominaban infantes depositados en ollas y directo en la tierra, algunos con ofrenda.